La última carrera del año. Acaba la temporada 2021. Afortunadamente, se han podido celebrar todas las carreras. Esa es la gran noticia, después del año que nos precedió por la pandemia.
Y la íbamos a acabar en un lugar maravilloso. Rincón de la Victoria. Municipio malagueño de la comarca de La Axarquía integrado en el área metropolitana de Málaga. Es la primera vez que nos alojaríamos allí. En otras carreras celebradas en el Rincón de la Victoria, nos habíamos quedado en Málaga. Pero no porque no quisiéramos estar en El Rincón (así lo vamos a llamar a partir de ahora, como lo hacen los malagueños), sino porque no habíamos encontrado alojamiento. Su oferta de plazas hoteleras, aunque parezca mentira, es insignificante.
Pero esta vez hubo suerte. Encontré un hotel. Hotel RinconSol. De cuatro estrellas, enfrente del mar. Y nada más llegar ya nos dimos cuenta de que nos iba a gustar.
Como llegamos tarde y muy justitos para comer, fuimos primero a buscar un restaurante, antes de ir al hotel. En esta ocasión, a la aventura, no habíamos mirado nada de restaurantes.
Y hoteles no habrá, pero restaurantes, uno a cada paso. Y llenos. Madre mía, ¡cuánta gente! En uno que vimos cerca del hotel nos quedamos, esperamos unos minutos y rápido nos sentamos. Y afortunadamente nos dieron de comer enseguida, estábamos hambrientos y como había tanta gente pensamos que podrían tardar, pero no. La temperatura algo fresquita, con un poco de viento, pero al sol se estaba muy bien.
Y comimos, ¿qué? Pescaditos principalmente, qué queréis, en Málaga.
Primero, los espetos. Como siempre. Ricos.
Espeto de gambones. Ricos, ricos.
Mejillones tigres. Los hemos comido mejores. Tenemos que hacerlos nosotros. Mi próxima receta para Vickitchen.
También tomate y ensaladilla rusa. Comimos bien y pronto.
Y nos fuimos a conocer el hotel. Lo mejor, esas vistas desde la habitación.
Preciosas vistas.
Ya ilustro esta crónica, con dos fotos desde esta terraza del hotel en distintos momentos del día y la noche.
A primera hora, amaneciendo.
A mediodía.
Y ahora sigo con la crónica. Que nos habíamos quedado en el momento de conocer el hotel y las vistas desde la terraza.
Con esa tarde tan espléndida, rápidamente nos fuimos a pasear. Por un paseo marítimo que es una gozada, de 3,6 km y que llega hasta unos túneles que unen el Rincón con La Cala del Moral. Y hasta allí nos fuimos. Después de atravesar el túnel, se llega a unos acantilados donde hay una senda, la Senda Litoral, que se sitúa sobre dichos acantilados, llamados de El Cantal. Precioso todo. Nos hicimos fotos.
Al fondo se ve parte del Sendero.
Y a la vuelta paramos en el Santuario de la Virgen del Carmen, que está al final del paseo marítimo, justo antes del túnel que he mencionado.
La patrona de los marineros.
El paseo se llama como la Virgen.
La tarde estaba para mucha fotos.
Apoyada en una jábega.
Las jábegas eran embarcaciones típicas de pesca. Actualmente se utilizan para regatas. En las fiestas del Carmen.
Como diosas, con una diosa.
Poco quedaba de sol.
¡Esos colores!
Espectacular.
Ya íbamos pensando en la cena. Aunque era pronto. ¡Como ahora anochece tan pronto! ¿Dónde cenaríamos?
Pues decidimos que iba a ser en un japonés que habíamos visto enfrente del hotel. Y nos gustó mucho.
Sushi de salmón y atún. Wakame.
Yakisoba de pollo. Tempura de gambas. Arroz frito con pollo.
Nos atendieron muy bien.
El postre, mochi de chocolate.
Y a dormir. Que al día siguiente llegaría la última carrera de la temporada.
Desayunamos en el hotel. La carrera sería a las 10:30.
Por la mañanita. No me cansaba de estar mirando el mar.
Guardando la bici, mientras Luis recogía dorsal.
Carrera en subida al Alto de la Bolina. 25 Km.
Salieron. Esta vez Carmen y yo no nos íbamos en coche a la meta en la montaña. Porque los premios los daban en la salida, en la playa, y ahí nos quedamos, tan ricamente.
Nos fuimos un ratito al hotel hasta la hora de tener que dejarlo y después a pasear hasta que llegaran los ciclistas. Pero nos entró algo de hambre sobre las 12:00.
Y pensamos tomarnos algo en unos de esos bares que pueblan el Rincón. Ya con un ambiente increíble.
A disfrutar de nuevo, llenándonos de mar.
Y en nada, Luis nos comunicó la gran noticia: “Creo que he ganado”. Bravo 👏 .
Y aquí pongo el testimonio gráfico de su gran victoria, a un gran rival, Juan Alba, reciente campeón de Andalucía de este año. Quizás en sus comentarios a esta crónica, nos cuente Luis muchas peripecias de esta gran victoria.
¡Dios santo, qué caras de esfuerzo! Gran foto.
Otras fotos de carrera.
Y ya las fotos de los campeones.
Ha sido fantástico. Ha sido grandioso. Una victoria con los mayores rivales. Luis lo dio todo, no reservó nada. Todos estuvieron magníficos. En una gran temporada. Carmen y yo estábamos tan contentas.
En el podium los jueces decían: “Pero si parece que tienen 30 años”. ¡Qué fuerzas!
Pues imposible acabar mejor la temporada. Nos volvíamos a casa con ese triunfo merecido después de un año de competición. Con esta victoria se asegura ser campeón provincial de Málaga. A ver si podemos ir a recoger el premio.
Nos encanta Málaga. Llena de vida. Rodeados de nombres conocidos, Carmen, Victoria. De toda la vida.
A la vuelta comimos en nuestro restaurante de ruta, también el de toda la vida. Restaurante Victoria. Lleno de ruido, de conversaciones. Parece sacado de una película de Berlanga. Y nosotros, integrados, sin desentonar. Es auténtico, como la vida misma. Comimos la comida que más nos gusta, el arroz. Y también una brocheta de pollo y patata asada.
Se nos pasó el fin de semana rápido y veloz, entre ruedas y mil historias.
Y puedo decir, que al igual que hay “un tigre de La Mamola” que es un máster 30 buenísimo, hay un “tigre de Andújar”, un máster 60 buenísimo. ¡Enhorabuena!
¡Niño, la cuenta! ¡Gritaba la camarera en nuestro bar de carretera!
Amigos, ¡aquí está “la cuenta” de mis historias por este año!
Espero que os hayan gustado y nos vemos en el siguiente.
Muy bonitas las fotos y las personas que salen en ellas :D, menuda pinta tenía la comida! Qué buen final de temporada, enhorabuena por la merecida victoria! A esperar a la temporada siguiente para volver a leer vuestras próximas aventuras!
Muchas gracias por tu comentario. Ha sido un broche estupendo para el final de temporada. Pero lo importante es haber vivido un año genial de competición para todos. Volvemos al año que viene.
Muchas gracias Fran. Muy contenta de contar contigo. A ver si llega pronto la nueva aventura. Un abrazo.
Tus crónicas son descriptivas y geniales. Ya te he dicho que no hay inconveniente en ello, pero también en tu literatura hay un poso ético muy interesante. Te lo voy a demostrar. En la crónica de La Puebla de los Infantes dejas entrever una crítica feroz a la ética cínica. Los cínicos buscan salirse de las normas, vivir de manera individualista, según la naturaleza. Y eso fue lo que íbamos buscando en ese apartado hotel. Pero vivir según la naturaleza es lo que tiene y aquella prima de spiderman era temible. Pobrecilla, que Dios la tenga en su seno. En Torrox escribiste una crónica epicúrea. Los epicúreos se encuadran dentro de los hedonistas. Buscan el placer para sentirse en paz. Pero Epicuro no se decanta por los placeres sensoriales, a los que considera efímeros. Prefiere la amistad, la lectura, el paseo, el diálogo sereno y todo lo espiritual en general. Y, para finalizar, en la crónica de hoy también encotramos esa ética hedonista que atraviesa todas tus crónicas, pero en su otra vertiente, la representada por Aristipo de Cirene, que considera que darle gusto al cuerpo es lo más interesante que puedes hacer en la vida. Aun así, has colgado fotos en la que aparece el sufrimiento de los ciclistas. Y como se dice en el vídeo de ciclistas vascos, los ciclistas sufren cuando no sufren. Es decir, que les gusta sufrir encima de la bici. Por tanto has llevado a cabo un equilibriop fantástico, por un lado el placer de vivir con los sentidos pero , por otro, has conseguido el equilibrio al introducir el dolor y que todo se consigue con esfuerzo. Una crónica muy aristotélica, sin duda. En suma, tus crónicas son imprescindibles y encierran una lección maravillosa para la vida.
Creo que cuando leo los comentarios que me regalan mis lectores, disfruto tanto o más que cuando escribo mi crónica. Tu comentario, Luis, es precioso. Siempre he sido una enamorada de la filosofía. Creo que es algo que penetra en el ser de una persona. Esos autores eternos, como la película de Marvel, me emocionan, me llenan. Escribes para que disfrutemos y podamos conocerlos. Tu cultura te lo permite. Un privilegio contar contigo. Imprescindible.