Descubriendo Andalucía con la bici a cuestas
Fascinante Málaga
Fascinante Málaga

Fascinante Málaga

Después de una gran fiesta de los médicos de Jaén, a la que asistimos el viernes, muy bien acompañados con nuestros amigos Ana y Juan Antonio y con otros compañeros, nos fuimos el sábado para Málaga.

Teníamos carrera el domingo, en Torre de Benalgabón, del término de Rincón de la Victoria. Otro sitio nuevo que íbamos a conocer para mi blog.

Pero después de mucho mirar días antes y buscar alojamiento por la zona, no había encontrado nada.

¡Qué casualidad que en esos días, Luis me comenta que si íbamos a Málaga teníamos que ver algo muy interesante! Algo que había escuchado en la radio, en el programa «Ser Historia». Y yo pensé: pues nos alojamos en Málaga. Quedaba a media hora en coche del lugar de la carrera.

Camino de Málaga.

Hotel NH, céntrico, envidiable ubicación. Recomendable.

Llegamos algo tarde y estábamos comiendo en El Corte Inglés que está al lado, a las 16:30. Muertos de hambre que estábamos. Dos platos combinados bastante ricos.

Y después, y ya que estamos aquí, pues me compro zapatos, que ya sabemos que se me da muy bien. Y Luis y la dependienta empeñados en que me comprara dos pares, y dale y dale, pero no piqué, y me compré solo uno. ¿Eso era lo importante que íbamos a hacer en Málaga?, ¿o qué?.

No, no era eso.

Sobre las 18:30 nos fuimos hacia el Museo de Málaga. En Málaga hay muchos museos, pero éste se llama así. Es un museo con dos partes, una arqueológica y otra de pintura.

Queríamos ver la arqueológica.

Al fondo, el museo. Empezamos con los selfies.
Plaza del museo. Me gustó el árbol.
Patio del museo.

Y entramos. Vamos a descubrir algo fascinante.

La entrada es gratis.

Vamos a ver «La tumba del guerrero», el hallazgo arqueológico más importante de la última década en la península Ibérica. Luis lo escuchó en la radio como ya dije antes. Uno de los descubridores, David García, lo narró en ese programa de «Ser Historia». Se descubrió en el año 2012 y se expuso en el museo en el 2016. Un museo de muy reciente inauguración.

Y ésta es la historia.

Se iban a construir viviendas en un solar en el casco antiguo de Málaga. Y claro, como es lo legal, siempre tiene que haber una intervención arqueológica previa.

Las excavaciones empezaron, y todo lo que iba apareciendo estaba dentro de lo esperado: en el primer nivel, restos del siglo XIX y XVIII; en el siguiente nivel, época medieval, cerámicas, etc; seguimos más inferior, época almohade, donde se apreciaba una zona habitacional, calles, viviendas:

Y empiezan a rebajar más el terreno de linos y arcillas.

Aparece una estructura anómala, aislada, diferente de los materiales que habían aparecido, y que impresionaba de una tumba. Cuando apareció nadie sabía de qué época era. Se había conservado intacta. Estaba construida con grandes sillares de mucha calidad y rodeada de mampostería de piedra.

Los arqueólogos pensaban que estaría esquilmada, no habría ya nada en su interior.

No fue así.

Junto a los restos inhumados de un varón de mediana edad apareció un ajuar justo en el nivel del suelo. Los arqueólogos empezaron a darse cuenta de la importancia del hallazgo.

El ajuar estaba compuesto de unas varillas de plata, un plato de plata, un excepcional anillo con escarabeo en oro y una punta de lanza.

La tumba en el museo.
El plato en la tumba original.
El anillo en la tumba.

Y después empezaron a encontrar unos trozos de metal y llegaron hasta algo redondeado, de bronce. No sabían lo que era.

Al reconstruirlo vieron que correspondía a un casco muy lujoso. Un casco corintio.

Todo tenía sentido.

Todo indicaba que el enterramiento era de un guerrero griego:

El anillo tenía grabada a la diosa de la guerra. El plato de plata se utilizaba en actos rituales en la batalla. Y el casco es corintio. Algo parecido solo puede verse en la ciudad de Olimpia. ¡Dios mío! Una tumba de un guerrero griego aislada en la ciudad fenicia.

¿Cómo es posible? Los arqueólogos nos dicen que no descubrirán ya algo tan importante. Verdaderamente emocionante y maravilloso.

Lo he vivido de la misma manera. Siempre me ha encantado buscar cosas, minerales, fósiles.

Después de este subidón nos fuimos, con las piernas temblorosas a que nos diera el aire.

Y cómo estaba Málaga. Con atracciones por todos lados.

¡Vivan los novios!
¿Cuál es la estatua?
Comiendo patatas fritas, con turistas.
En la Alcazaba.

Y a cenar al Pimpi. Unas verduritas a la plancha. Ricas.

Unas copitas de trajinero. Y a Luis que le entraron ganas de bailar. Le tuve que contener. ¡Que mañana corres!

A pasear un poco para que se le quitaran las ganas de bailar.

Y seguía la animación por la calle. Y reivindicaciones.

¡Qué día!

Y llegó el domingo. La carrera.

Subida al Mirador de Vallejo. 18 km con duras rampas. A las 10:00.

Yo mientras a pasear por la playa. A conocerla. Lugar poco explotado, más auténtico.

Paseo por camino de tierra.

Con solera.

En pleno esfuerzo.

Y llegaron los ciclistas. Luis tercero. Otra foto de podium.

Muy bien.

Paramos a comer de nuevo en el restaurante Victoria de la carretera de Málaga a Córdoba. Arroz, arroz. Rico

Y se acabó la historia.

He contado una historia de dos ruedas y una historia del siglo VI antes de Cristo. Algo que va a perdurar en mi memoria, y si no es así, miraré este blog y lo recordaré.

Os lo recomiendo.

Hasta pronto.

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