Comienza la temporada 2023. Castell de Ferro.

Empezamos el año que va a suceder al año glorioso del Campeonato de España, ese año en el que muchos sueños se cumplieron. En el que habíamos sido Campeones de Andalucía y que después llegó el gran triunfo, el triunfo de los triunfos. Acordémonos de esta imagen, imborrable:

Inolvidable.

Ahora empezamos un nuevo año ilusionados. Con nuevos retos. Revalidar títulos.
Se han incorporado nuevos corredores de 60 y hay más rivales. Más difícil será.

La primera carrera del 2023 iba a ser en la costa tropical. No se puede empezar mejor. Nunca hay pereza para ir a la playa, nunca. Allí siempre me quedaría. ¡Esa energía del mar!
Nunca nos habíamos alojado en Castell. Iba a ser la primera vez. Siempre nos alojábamos en pueblos de alrededor porque en Castell no había encontrado nada decente. Esta vez encontré algo nuevo y reservé. Un apartamento, “Victoria Loft”.

Nos fuimos el sábado con intención de llegar a comer. Llegamos. Comimos.

Pero teníamos una pega. No nos acompañaba el día. ¡Vaya viento!

Y nos fuimos para el apartamento.

Aunque hacía mucho viento, nos fuimos a pasear antes de que anocheciera. El mar estaba muy alborotado.

Después del paseo, descansamos en el apartamento. Bonito y con las vistas preciosas. Una pega, la cama pequeña. Así no, si no nos ponen una cama más grande, no podremos volver. Y da rabia. Porque está bien.

Hicimos tiempo para cenar. Enfrente del apartamento había un restaurante que no tenía malas críticas y nos fuimos a cenar. Prontito.

Y ya a descansar y con las últimas vistas.

¡Qué pena tanto viento!

La carrera nos esperaba el domingo. A las 9:30. Dorsales antes.

En el apartamento teníamos algo para desayunar. Luis desayunó como siempre. Yo no. Ya lo haría después. Hay un bar en la salida que ya conozco y está muy bien.

Llegamos y enseguida se juntó con su compañero y amigo Pedro.

Los campeones de la la primera foto. ¡Vaya dos colosos!

Esta carrera es una contrarreloj exigente de 12 km, en una subida con un firme deteriorado que aumenta mucho la dificultad.
Siempre suelen dar con los dorsales una caja de tomatitos que nos saben a gloria. Yo me comí unos cuantos y me tomé un café.

Y me junté con Mª Carmen, la mujer de Pedro, que hacía mucho que no coincidíamos. Nos fuimos a la línea de meta.

Estuve, mientras transcurría la carrera, con Mª Carmen. Íbamos a hacer tiempo estando en el bar. Pero una incidencia nos mantuvo entretenidas. Un ciclista jovencito del pueblo de Mª Carmen, nos comentó que se le había averiado la bici y el pobre no sabía qué hacer. Su padre había subido a la cima para verle llegar y ahora no podía ayudarle. Le llamó pero el padre le dijo que no bajaba. Que él debía buscarse la vida. Y nosotras con él intentando encontrar a alguien que le ayudara. Y no había manera. No dábamos con nadie que supiera ayudarle. Y le faltaban 15 minutos para salir en carrera. Se iba a quedar sin poder correr. Pero, milagro, apareció de pronto una persona que supo arreglar la bici. Y se solucionó el problema.

Y nos fuimos a tomar un café. Ya tostada, como que no.

Ya no tenía hambre. Pero me había comido los tomates, riquísimos. No estaba desmayada.

Y el tiempo voló. Y Luis me mandó un whatsapp. Victoria, me han podido ganar varios. Pues no pasa nada Luis. Es la primera carrera. Y tienes que ir cogiendo la forma. Me quedé un poco triste, por él.

Ahora a esperar a que bajen. Paseé con Mª Carmen, hablando de nuestras familias, sobre todo de los mayores que tenemos que cuidar, de las dificultades que todos tenemos. De cómo nos volvemos cuando llegamos a la vejez. De ese egoísmo, de solo ver por su propio bien.

Llegaron y ahora tocaba esperar a los resultados que aún no los sabía, pero se presumía tercero o cuarto.

Y pusieron las clasificaciones y era tercero.

Enhorabuena Luis. Empezamos en el podio.

Muy contentos.

Con un día espléndido. ¡Hoy sí! Un sol radiante. Vamos que hacía calor. Nos quedamos a la paella. ¡Claro que sí!

Estaba muy rica. Son buenos cocineros. Todos los años la hacen. Y se nota su experiencia.

Y mientras esto escribo, lo hago intentando evadirme del entorno. He tardado en escribir. Tengo a mi madre a mi lado y necesita comunicarse y se pasa todo el rato contándome todo lo que ve en la tele o lo que sea. Le dices: calla un poco que estoy haciendo una cosa y como si nada. Necesita hablar, que la escuchen todo el rato, y, claro, eso es complicado. La vejez es complicada. ”Saber envejecer es la obra maestra de la sabiduría, y uno de los capítulos más difíciles del arte de vivir”. -Herman Melville-

Pero mi tesón puede con todo. No me puede el desánimo ante las adversidades.

Siguen intactas las ganas de escribir estas aventuras. Con la misma ilusión del primer día. Quiero que quede escrito este documento para mi disfrute y para el disfrute de los que forman parte de mi vida.

Y hay que añadir la singularidad de este año. Luis se acaba de jubilar. Ya terminó con una etapa de su vida. Y la que viene es maravillosa. En él no hay desánimo ni obsesión con el tiempo. Solo quiere disfrutar un poco más de esas cosas que tanto le gustan: sus libros, la bici, su familia. Para que yo le pueda decir: ¡Luis, haz hoy una tortilla para comer! ¡Luis, ¿por qué no preparas un arroz con verduritas? Eso a mí me anima y me ayuda a vivir.
¡Una vida más tranquila y yo contigo! ¡Muy contentos estamos!

Ahora a esperar a la próxima carrera, en Cabra. Con ilusión. Yo subiré a la montaña y desde arriba veré llegar a la serpiente multicolor que forma los ciclistas. ¡Espectacular carrera! Os la recomiendo.

¡En el bonito día de Andalucía!