Descubriendo Andalucía con la bici a cuestas
Campeonas en Martos
Campeonas en Martos

Campeonas en Martos

Esta historia se tenía que escribir. No es una historia cualquiera.

Es verdad que ahora escribo menos. Pero en este momento, sí lo voy a hacer, y voy a dedicar mi tiempo y mi espacio en algo importante, algo que nos ha permitido disfrutar e implicarnos en cosas que llenan la vida. Nuestra valiosa y única vida.

Esa vida que quieren que vendamos por los intereses de otras personas. Nuestro descanso y tiempo libre no es más que un espacio para la recuperación física y mental de esos trabajos remunerados o no.

Y por eso, hemos dedicado nuestro tiempo libre a asistir a la participación como ciclistas de mi hija Carmen y su novia Carmen. Y por supuesto, acompañadas del máster Luis Cebolla. Gran maestro.

Era la segunda carrera de mi hija y la primera de Carmen, su novia. Durante los días previos a la carrera; el lunes, el martes, aparecían esas preguntas en su cabeza: ¿por qué me meto yo en este lío, qué necesidad tengo yo de pasarlo mal? Que no Carmen, que te va a gustar, que ya le estás cogiendo ese amor a la bicicleta.
Y al final, sí, venga, corro. Y vinieron el viernes de Cabo de Gata, con sus dos bicis en el coche, hasta arriba.
La carrera era el sábado. Se fueron ellas y Luis a Martos en dos coches. Yo me iría más tarde con Noelia y Tomás, por motivos de trabajo. Ese trabajo del que antes hablábamos.

Pero bien. Llegábamos con tiempo para ver toda la carrera. Y también nos acompañarían Ana y Juan Antonio.

Esperando en la fila para recoger dorsales.
Ahí los tienen ya.
Sacando la bici y complementos.
Con el culote de su equipo Nany’s. El maillot aún no lo tenían.
Estirando piernas. Soltando nervios.
Con sus compañeros. También soltando nervios, aunque Luis no los suelta, los acumula, jaja.

Una mañana espléndida.

La primera en salir sería Carmen Arias. ¡Qué nervios!

Justo antes de colocarse en la fila para salir: ¡Carmen Arias a Carmen Cebolla, que no salgo, qué necesidad tengo, que no!

Y Carmen la convenció. ¡Lo que no haga el amor! Si es que son un pareja ideal. Pues tienen que compartir el ciclismo. Claro que sí.

ALEXA: APLAUSOS.

Y empieza la aventura.

Esperando ya a salir. Al fondo Carmen C, observándola, a ver si se va a arrepentir, que no, que estaba ya muy convencida y con muchas ganas.

Vamos campeona.

¡Vamos, vamos!

Después, Carmen C.

¡Vamos, vamos!

Y después le tocaría a Luis.

Pero no tengo foto de la salida. También me decía, es que estoy nervioso, pues no salgo y ya está, y yo convenciéndole.

No le vimos salir porque nos aconsejó que nos fuéramos ya a la zona de llegada, porque rápido empezaban a llegar a línea de meta todos los ciclistas y ellas llegarían pronto.

Era una contrarreloj de 10 km, exigente. Con sube y bajas, curvas, exigía velocidad.

Lo hicieron genial.

Llegando.

Carrera terminada. Muy contentas de terminar pero nos contaron sus dificultades, calor, ahogo, náuseas, no faltó de nada. Normal. Se exige mucho al cuerpo. Lo dieron todo, como grandes deportistas que son.
Lo consiguieron.

Nos hicimos el selfie de recuerdo.

Y ahora a esperar los tiempos. La gran catástrofe. Dos jueces que los tomaban se equivocaron en muchos tiempos. Muchas reclamaciones. Con Luis puede que se equivocaran. Le colocaron quinto, como le podían haber puesto segundo, pero así se quedó. Dieron puntos a uno de 60 años que no había corrido. Madre mía, qué desastre. Creo que si me empeño me habrían dado puntos a mi también. Nunca había pasado algo así.

Mientras intentaban arreglar algo, que no lo hicieron, nos tomamos un tentempié.

Pues estaba buenísimo.
Lo más bonito del día: Carmen C con su tercer puesto y Carmen A con su cuarto puesto.

Botellita de aceite, queso y 100 puntos a la buchaca para cada una.

¡Ahora sí que tenéis que seguir! Queremos más. Ese potencial hay que aprovecharlo. A entrenar a tope en ese maravilloso enclave que es el Cabo de Gata.

Después de los premios, llegó la hora de comer y es lo que hicimos. Habíamos reservado en el complejo Juleca, el lugar donde se celebrará la boda de Noelia y Tomás.

Este arroz se lo pidieron Noelia, Juan Antonio y Luis, claro.

Los demás, otras cosas. Lo mejor, los entrantes, croquetas, chorizo a la plancha, tomates con ventresca.
Fue una velada agradable, con mis hijas y sus parejas, con Ana y Juan Antonio.

Había boda en el complejo. Buf, ya queda menos para la nuestra. Ganitas y nervios.

Y aquí las campeonas con la tercera campeona. Enhorabuena chicas.

Nos hicisteis disfrutar. Es emocionante veros participar en la competición siguiendo los pasos y acompañando al Campeón de España y otros títulos. Que la saga continúe.

Y deseo tener el tiempo libre suficiente para disfrutarlo con vosotras. Así como que nuestros amigos, también lo tengan.

Para que nuestra valiosa y única vida se llene de cosas buenas.

Y para que tengamos tiempo libre mi amiga Ana y yo,es muy necesario y desde aquí hago una llamada, que vengan a trabajar radiólogas al hospital de Andújar o radiólogos, nos vale todo.

Que yo sé que este blog es leído hasta en los lugares más recónditos de nuestro mundo.

¡Virgen de la Cabeza, ruega por nosotros!

10 comentarios

  1. Monsieur Tomas Millaneux

    Visita obligada después de vivir la carrera en directo para descubrir de mano de la cronista detalles que siempre se nos pasan por alto. Muchas gracias por otro finde perfecto de deporte y triunfo. Vamos equipo!!!!!

  2. La cuarta clasificada : Carmen Arias

    Que bien dicho ese “lo que no haga el amor” ,en qué líos me mete esta familia ¡Madre mía!. Feliz de seguir cumpliendo metas a vuestro lado. Ya estamos entrenando para la siguiente. Gracias a ti por darnos ánimos hasta el último segundo y al gran sensei del ciclismo.

  3. Acumulador de nervios

    Quien visite nuestra casa se quedará asombrado de la cantidad de bicis y libros acumulados a lo largo de nuestra vida. Por supuesto que necesitaríamos varias de éstas para leer todas esas historias de amor, guerra, política, de misterio, policíacas, de humor, de pasiones y pecados que nos aguardan con solo abrir sus tapas; y por supuesto, también, que no nos podemos montar en todas las bicis al mismo tiempo, aunque sí que lo hacemos en el tándem de vez en cuando. Lo importante es que sabemos que están ahí y eso nos tranquiliza, por lo menos a mí. Si empieza a llover subimos en la bici de lluvia; que hay subida, cogemos la escaladora; que hay que llanear, montaremos en la aero; y en las cronos sacaremos la cabra a pasear; cada bici tiene su momento para expresarnos a través de ellas. Por eso guardamos en paño de oro la primera bici con la que participé en los Seis Días Ciclistas de Madrid de 1960, al lado de mi tío Luis, Poblet y Timoner. ¡Qué grandes! O aquella Vitus de aluminio pintado en rojo, que nos costó tu primer sueldo como médica, jajaja. Todas están aprovechadas y las seguimos necesitando para sentir que hemos vivido a nuestra manera. Cada bici se corresponde con alguna cicatriz de nuestro cuerpo: el trozo de diente que me falta, se lo debo a una BH que me dejaba mi tío Aurelio para pedalear a los pueblos vecinos; y el dedo meñique roto que tengo en la mano derecha a una bici Macario fabricada con tubos reynols, montada en campagnolo record y pintada en blanco con adornos rojos, igual que una de las que montaba en aquella época E. Merx.
    Algo de desorden y caos nos invade, rápidamente se dará cuenta de ella nuestro invitado, pero es el peaje que hay que pagar por haber vivido. Si las bicis dejan cicatrices, los libros dejan arrugas en la cara. Por supuesto que también dejan polvo y estanterías y cajones a punto de estallar, pero cómo te vas a deshacer de los cómics que leías con quince años: el Jabato, el Capitán Trueno el Capitán América y Spiderman; o de las primeras lecturas del insti: La Metamorfosis, El viejo y el mar, Por quién doblan las campanas, Réquiem por un campesino español, El Decamerón, Las mil y una noches, Moby Dick, Sidharta, El lobo estepario, La nausea, El romancero gitano, Confieso que he vivido, Ensayo sobre la ceguera, etc., etc. Que me acusan de acumular libros y bicis, llevan razón, no lo puedo negar. Tengo el síndrome de Diógenes volcado en las dos ruedas y en el negro sobre el blanco. No me importa. Pero lo que desconocía era que soy un acumulador de nervios. Y si, en efecto, soy así, ¿cómo no me he convertido en un desequilibrado mental hasta estos momentos? Creo que conozco la respuesta: las lecturas y los paseos en bicis me han ayudado a lo largo de mi vida para conseguir la serenidad que necesitaba en cada momento. Pero a pesar de todo lo que me aportan, jamás las cambiaría por vosotras, que sois lo más grande para mi (ahora también vuestras parejas).

    1. Acumulador de nervios

      Como conozco de buena tinta que me has respondido, vickitchen, aunque aquí no aparece tu respuesta, te voy a contestar poniendo el final completo que en el comentario anterior no salió: Pero a pesar de todo lo que me aportan, jamás las cambiaría por vosotras, que sois lo más grande para mí, aunque me pongáis de los nervios, jajaja.

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