En un lugar de la provincia de Granada, de cuyo nombre siempre quiero acordarme, situado en la costa tropical, existe un pueblecito encantador llamado La Mamola. Al que volvemos siempre con muchas, muchas ganas. Y es un pueblecito, con una hilera de casas y pisos, un hostal y unos bares. En esta ocasión, hemos encontrado más bares abiertos, debe ser porque hemos ido en otra época. Siempre lo habíamos hecho en marzo, con más frío. Ahora en octubre todavía hace buen tiempo, y, de hecho, el tiempo que nos ha acompañado, ha sido magnífico.
Es tan pequeño, que en el mismo edificio hay de todo, mercado, ayuntamiento, biblioteca.
Y ese buen tiempo, lo hemos aprovechado. Lo demostraré gráficamente en este relato. No hemos podido parar el tiempo allí, pero doy fe que lo hemos aprovechado. Empapándonos de sol, y disfrutando de ricos manjares. Aunque nos faltó uno, ahora lo digo.
Nos fuimos el sábado, escuchando en la radio a Màxim Huerta de nuevo, con una nueva palabra ”caña”. ¿Me valdrá para mi relato?
Lo veremos.
Nos íbamos a alojar en el Hostal Onteniente, el único alojamiento del pueblecito. Pero es tan sumamente correcto el hostal, que nos vale. La relación calidad-precio, insuperable. Nos dieron una habitación orientada hacia el mar, sin ruido de coches, y hemos estado genial. La habitación número diez, la apunto en mi blog para que no se me olvide y la pida la próxima vez.
Llegamos y comimos en su restaurante Onteniente. Uno de los ricos manjares que habíamos disfrutado en estas tierras en otras ocasiones, habían sido las quisquillas y yo soñaba con ellas y quería que Carmen las probara. ¡Pues no había! ¡Qué pena!.
Pedimos gambas que estaban muy ricas y otras cosas.
Ensalada de tomate y aguacate, que no falte.
Migas de Granada.
Después de comer nos fuimos al hostal y nos cambiamos para irnos a la playa antes de que se fuera el sol. Y lo pasamos muy bien. Y nos reímos un rato.
¡Qué contentas!
Haciendo el tonto, ¡a sus años!
El primer selfie.
¡Qué a gusto Carmen!
Piedrecitas pegajosas.
El descanso del guerrero.
Y cuando empezó a refrescar nos fuimos a cambiarnos, para dar un paseo antes de cenar.
¡Qué luz!
Ya con la noche.
Cenamos en el mismo sitio unos platos combinados.
Su iglesia iluminada.
Y nos fuimos a dormir. Mucha tranquilidad, que es lo que nos gusta.
La carrera, el domingo, partía a las 11:00. Carmen y yo nos iríamos antes con el coche a lo alto de la montaña, de 1280 m. De La Mamola a Haza del Lino. 20 km de subida. Coincidimos esta vez con Lidia y David, amigos de Algeciras. Lidia también subiría con su coche y quedó en venir detrás porque no lo conocía. Y al oírlo se agregó otra chica más joven que quería subir con su coche. Pues ale, todas detrás de nosotras. ¡Y yo que me pongo nerviosa con las montañas! ¡Pues a echarle coraje! Media hora antes de que salieran los ciclistas, salimos nosotras. Yo iba a ir despacio porque la carretera está llena de curvas y es muy estrecha.
Pues llegamos sanas y salvas. En la cima hay un restaurante y nos tomamos algo y se nos hizo cortísima la espera. A las 12:00 estaban llegando.
Llegando. Llegaban muertos.
¡Ya ve la meta!
¡Eres la caña, Luis! Segundo. Carrerón. Pues ya he aplicado la palabra “caña” a mi relato. Todos los participantes llegaban extenuados, es una carrera muy exigente y Luis la pasó con sobresaliente.
Una foto de los tres primeros.

Campeones.
Unas vistas preciosas en nuestro segundo selfie.
Nos regalaron vino de la tierra, de Haza del Lino. Muy contentos de un nuevo podium.
Y nos dieron más de la una de la tarde. Ya habíamos avisado a Noelia que no llegaríamos a comer. Había que bajar de la montaña, despacito para que nos mareáramos y después comeríamos al bajar. ¿Dónde?
Pues después de bajar, llegamos a “El Paraíso”. En Castillo de Baños, otro pueblecito al lado de La Mamola.
Restaurante “El Paraíso“
Ya lo conocíamos.
Riquísima ensalada de tomate, aguacate y melva.
Otra vez gambas, pero están tan ricas.
Y esta vez, nos arriesgamos con la paella. Flojita, como casi siempre. Las palabras de Carmen: ¿Por qué los arroces de los bares no están como los vuestros? Ella dice que los nuestros son “la caña”. Y yo le digo, si te acuerdas de los vídeos de arroz de Vickitchen, verás que uno de los puntos más importantes es el sofrito, un buen sofrito de tomate, pimiento, algo de cebolla, alguna verdura, y yo echo espárragos, alguna seta, ajo, perejil y mariscos de calidad. Y pollo, porque nos gusta más así, que solo de mariscos. Y cariño, mucho cariño.
Y así, una paella será “la caña”. Después de comer en ese bar llamado “Paraíso” quizás así llamado por estar a la orillita del mar (“ la caña de sitios”), nos hicimos nuestro tercer selfie.
Castillo de Baños.
Pasó el tiempo del fin de semana y lo aprovechamos. Estuvimos en los pueblecitos de la costa granadina: “La Mamola”, “Castillo de Baños”. Que están al lado de otros que también conocemos, “Calahonda”, “Castell de Ferro”.
Son “la caña” por sus paisajes, su tranquilidad, por esos manjares, por ejemplo, sus quisquillas, sus tomates, aguacates. Por los arroces, no.
De los arroces me encargo yo.
El fin de semana próximo hago una paella, que será “la caña”. Que de eso sí nos hemos quedado con ganas.
Chulísima entrada!!! Congratulation!!! Sois la caña de 🇪🇸 !!!!
Muchas gracias Noelia. Siempre recordaremos gracias al blog preciosos lugares. Un beso.
Otro podio más para la colección y otra entrada más a la que llegas al final con hambre… esas fotos… Que no pareis de descubrir lugares!!!
Muchas gracias Tomás. La gastronomía, como ves, es una parte esencial de mi blog, de mi ADN. Y España es “la caña” para comer.
Lo que me he podido reir con el vídeo,je,je,je…al más puro estilo » Martinez Soria»….El relato muy divertido además entran ganas de ir allí.
Enhorabuena a Luis!!.
Muchas gracias Inma. El momento del vídeo fue auténtico. Recordándolo, qué es para lo que escribo este blog, nos partimos de risa. Un beso.
Escribes para recordar. En torno a esa frase gira la crónica sobre el pueblecillo.jajaja. No tratas de dar una profundidad filosófica a lo que escribes. Ni falta que hace. Sólo cuentas las cosas tal y como las ves, sin añadiduras, sin adornos. Me recuerdas a Antonio Pigafetta, que participó con Magallanes-Elcano en la primera vuelta al mundo. Sólo quería ver cosas que le pudieran agradar, narraba sin aditamentos. Su intención era dar una crónica exacta de lo acontecido. Y, al igual que tú, nos hacía volar del mar al cielo, para llegar al Paraíso. Pero en la crónica de hoy hay una segunda lectura, de carácter freudiano. Todo marcha bien hasta llegar a la paella. Tengo que reconocer que soy yo el que presiona para pedir paella. Y es que me recuerda mi infancia. Tiene su explicación desde la teoría del inconsciente de Freud. La paella me transporta a épocas pasadas: los viajes a Valencia, los chiringuitos en la playa, la familia unida en torno a la mesa disfrutando de la vida… Pero la realidad era que las peores paellas que he comido han sido en Valencia, y, como insisto en pedírlas, me hace sentir culpable; surge en mí el complejo de culpabilidad que trato de ocultar pidiendo paella una y otra vez creyendo que voy a encontrar en ellas el sabor de vickitchen. Lo que es imposible. Por mucho que intente buscar una justificación para ocultar la verdad: que si el tipo de arroz, que si no está bien hecho el sofrito, que si el agua… Solo voy a encontrar el sabor auténtico de paella cuando coma la que hace vickitchen con tanto cariño. Dale cañica este fin de semana y haz una paella, aprovechando que no hay carreras.
Eres un monstruo, o mejor dicho “ la caña”. Te estás dando cuenta lo que te gusta escribir. Eso , la verdad, es mérito mío y de este blog que intenta entretener y que si la memoria nos fallara, pues leer y leer. Gracias Luis, pones muy alto el nivel de este blog que compartimos. Y a seguir ganando.
Hola amigos, que buen rato nos habéis hecho pasar con el episodio de la Mamola y vaya sorpresa con el corto de cine que habéis incluido (lo hemos visto ya unas 100 o 200 veces) buenísimo😊. El cámara estaba esperando la ola y con su desparpajo os ha hecho caer en la trampa para pillaros por sorpresa. Seguramente en ese momento, Carmen y tů en lugar de decir «caña» lo mismo cambiasteis la primera a por una o.
Veo que están aumentando los amigos de este blog. Muy bien 👏👏.
Luis, fenomenal por el puesto, y es que la Mamola la tienes memorizada y es una carrera que te gusta y ya sabes donde hay que apretar.
Brindamos con vosotros por el resultado con unas cañas fresquitas y un buen arroz con sofrito de los que se chupan los dedos, una copita de vino …..Hay una retahíla de exquisiteces en la gastrononomia de nuestra tierra , y con tus fotos das buena muestra de ello.
Queda pendiente probar esa paella Vickitchen, tambien podemos quedar y hacer una degustación para que nos puntuemos mutuamente.
Seguimos esperando la próxima entrega, que esto se está animando. Un abrazo a todos los que nos leemos por estos lugares
Si señor, a esto llamo yo aprovechar el tiempo. Un comentario fantástico en referencia a todos los detalles más importantes que yo quería plasmar en el blog. La increíble ola que nos pilló como ya visteís, la gran carrera, las ganas de paella. Lo de quedar para compartir paella, está hecho, sólo falta poner el día. Gracias amigos.